tag:blogger.com,1999:blog-81045079705632823152024-02-19T05:52:38.190-08:00Crónicas casimédicasDiario de una estudiante de medicinaRuth Lau Rodríguezhttp://www.blogger.com/profile/01134846699037055804noreply@blogger.comBlogger18125tag:blogger.com,1999:blog-8104507970563282315.post-6204953381070754292011-07-22T13:36:00.000-07:002011-07-22T13:49:27.896-07:00Médico<div align="justify">Es irremediable: se acabaron los "casi". Ya soy legal (y moralmente) médico. Hoy he dado el último paso en la consecución de este sueño. Junto con la Voz Sabia que siempre me ha acompañado, he regresado al mismo lugar en el que hace seis años hice la matrícula en la Facultad de Medicina y he pagado el importe correspondiente para recibir el título.<br /><br />Hoy ha sido un día feliz.</div>Ruth Lau Rodríguezhttp://www.blogger.com/profile/01134846699037055804noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8104507970563282315.post-17888554208271455162011-06-17T17:13:00.000-07:002011-06-17T17:32:47.006-07:00Graduación<div align="justify">Hace dos semanas fue nuestra graduación. Quisiera encontrar las palabras que resumieran la magnificencia de un día tan hermoso y significativo, pero no lograría expresarlo de forma breve. Me limitaré, por ello, a dejar aquí el discurso que leí en la ceremonia:</div><br /><br /><div align="justify">"Ha llegado el Gran Día. El día en el que por fin, después de tantos años de estudio, de esfuerzo, de sacrificio y de superación, de rozar la felicidad con cada etapa superada y de sumirnos en la desesperación ante lo que parecía demasiado complejo, después de sufrir, de reír, de llorar, ¡de vivir!, el día a partir del cual podemos exclamar con voz alta y clara aquello que nos identificará el resto de nuestras vidas: SOMOS MÉDICOS.<br /></div><br /><br /><div align="justify">Este homenaje no es tan sólo para los que hoy nos licenciamos, sino también para todos los que habéis permanecido a nuestro lado, apoyándonos obstáculo tras obstáculo a lo largo de todos estos años y viviendo nuestras ilusiones como si fueran las vuestras. Hoy todos cumplimos un sueño. ¡Enhorabuena!<br /></div><br /><br /><div align="justify">Atrás queda la Bellaterra de nuestra primera juventud, a donde llegamos siendo casi unos niños, nerviosos y atemorizados, pero repletos de la ilusión y de la esperanza suficientes como para ser capaces de afrontar una carrera que nos ha enseñado que nuestros límites y capacidades estaban más lejos de donde imaginábamos.<br /></div><br /><br /><div align="justify">No han sido unos años fáciles. En diversas ocasiones, muchos de nosotros hemos sentido que esta carrera requería más capacidad, más inteligencia, más memoria o más aguante del que éramos capaces de ofrecer. Los obstáculos no se han encontrado únicamente en el mero hecho memorístico del estudio de miles de páginas ni en el esfuerzo de comprensión, sino que también se han hallado a muchos otros niveles.</div><br /><div align="justify"><br />Hemos tenido que aprender a mantener la entereza delante de pacientes que se encontraban en el ocaso de su vida. Y nos hemos sentido impresionados, maravillados, ante pacientes que se han sobrepuesto a las malas noticias, han sonreído y han animado ellos mismos a sus familias. Gracias a su loable ejemplo, aprendimos el valor de lo esencial.<br /><br />Comenzamos a ser médicos con a las enseñanzas de los profesores que nos han acompañado a lo largo de este camino. Tenemos el recuerdo de magníficos profesionales que nos han impactado por su forma de transmitir confianza y esperanza, por inculcarnos su amor por la Medicina y por enseñarnos que va más allá del estudio de enfermedades, es el estudio del ser humano. A todos ellos, una gratitud impagable.<br /></div><br /><div align="justify">Gracias al personal no docente, tanto del hospital como de la facultad, que siempre nos han proporcionado la ayuda y el toque de humor en los momentos oportunos.<br /><br />A mis compañeros, ahora que nos hallamos en un momento feliz, lleno de esperanza y con algo de incertidumbre respecto al camino que nos ha reservado el futuro, incluso con temor a distanciarnos de los que han sido nuestros amigos a lo largo de estos años, disponemos de la certeza imborrable de haber compartido una parte de nosotros mismos y de tener el lazo de una historia en común.<br /></div><br /><br /><div align="justify">Hemos aprendido y crecido juntos. Nos hemos asombrado al unísono a medida que íbamos descubriendo el vasto mundo de la medicina y hemos compartido todo tipo de alegrías y penurias. Pero, sobre todo, entre prácticas y clases, biblioteca, descansos, cenas y cafés, hemos descubierto a verdaderos amigos sin los cuales escribir la historia de estos seis años no hubiera sido posible.<br /></div><br /><br /><div align="justify">Juntos llegamos al inicio de la vida adulta. Nos decía el Dr. Doménech, al comenzar la licenciatura: os felicito, habéis escogido la más excelsa carrera del saber universal. Honremos esta profesión y demostremos, día a día, que somos dignos merecedores de este título. Hagamos que los profesores que se han volcado en nuestra formación y todas las personas que tanto se han esforzado por nosotros se sientan orgullosas de poder decir: “esos son mis alumnos, ése es mi hijo o mi hija, mi hermano o mi amigo”.<br /></div><br /><br /><div align="justify">El estudio y la superación nos han permitido que estemos hoy aquí. No dejemos de ser nunca estudiantes de medicina ni de ilusionarnos con esta carrera como lo hicimos con la primera práctica de anatomía. Sigamos el ejemplo de los médicos que nos han enseñado que, lejos de banalidades, más allá de nuestras pretensiones personales, por encima de nosotros mismos, la verdadera razón por la que estamos aquí es el paciente. Nuestra prioridad debe ser ayudar a nuestros semejantes.<br /></div><br /><br /><div align="justify">Vamos a comenzar a afrontar una vida distinta. Ante los momentos difíciles, recordad que el pasado estuvo plagado de obstáculos, pero continuamos luchando y hoy celebramos un triunfo.<br /></div><br /><br /><div align="justify">Siempre recordaremos esta universidad y este hospital con cariño. No tan sólo nos han formado, han acogido seis años cargados de experiencias, anécdotas y recuerdos entrañables. Además, nos han permitido conocer a personas excelentes y a las grandes personas no se les olvida nunca.<br /></div><br /><br /><div align="justify">Muchas gracias."<br /></div><br /><br /><br /><div align="justify"></div><br /><br /><br /><div align="justify"></div>Ruth Lau Rodríguezhttp://www.blogger.com/profile/01134846699037055804noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8104507970563282315.post-17468895534605047072011-06-01T13:52:00.000-07:002011-06-01T13:53:22.838-07:00Libre.<div align="justify">Nunca pensé que llegaría este momento, pero helo aquí: HE TERMINADO TODOS LOS EXÁMENES DE MEDICINA.<br /><br />Silencio. Satisfacción. Y cierta sensación de vacío (disfrutémosla, antes de que todo vuelva a llenarse con el MIR).<br /><br />Siento cómo el peso del mundo se ha descargado de mis espaldas.<br /></div><br /><div align="justify">Libre. Libre. Libre, al fin.</div>Ruth Lau Rodríguezhttp://www.blogger.com/profile/01134846699037055804noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8104507970563282315.post-62163849127934951292011-06-01T11:12:00.000-07:002011-06-01T11:13:22.259-07:00Tic, tac.<div align="justify"><br />Falta menos de una semana para el día final. El Gran Día. El Día que… en fin, el Día que Todo Acabó. O Casi Todo, o de hecho Sólo Una Parte. El Día que Seremos Médicos.Sí, sí, casi puedo sentir cómo el tiempo se enlentece al pronunciar esas palabras: “seremos médicos”. Como un susurro solemne: “mé-di-cos”. Aún más bajo, casi inaudible, y más lento, arrastrando las sílabas: “méeeeeee-diiiiii-coooooos”.<br /><br />Buf. ¿Ya da miedo? ¿Has sentido un pequeño escalofrío? Cierta emoción de… ¿sobrecogimiento? ¿alegría? ¿pena? O quizás, algo indescriptible, confuso. “Sentimientos encontrados”, como se suele decir.<br /><br />Mientras tanto, reviso qué hay que estudiar para el último (ahora sí, sin más dilaciones) examen de la carrera y siento un cierto desamparo al no ver ninguna carpeta llena de 500 páginas en mi escritorio. Me siento desprotegida sin apuntes a mi alrededor. Sola, en medio de una mesa vacía. No puede ser, ¿qué ha pasado? ¿dónde están? ¿qué me falta? No, no hay nada. ¿Qué haré con los subrayadores –ahora inútiles- que había dispuesto por orden de uso (como una mesa de quirófano)?<br /><br />No puede ser cierto. No puede ser serlo.</div>Ruth Lau Rodríguezhttp://www.blogger.com/profile/01134846699037055804noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8104507970563282315.post-28083177582318689152011-04-19T11:52:00.000-07:002011-04-19T12:55:48.933-07:00ACOES (I)<div align="justify">Como todos los grandes días están destinados a dejar huella indeleble, el sábado pasado hizo lo propio. Las ACOES, la evaluación práctica de nuestras habilidades, estuvieron a la altura de nuestras expectativas en lo que a “días especiales” se refiere.<br /><br />Me levanté a las 6.30 de la mañana, desayuné como si me fuera a una guerra y me dirigí al CAP, que hasta la 13.30 horas presenciaría nuestra agonía. Teníamos que estar allí a las 8.15, así que todos fuimos llegando a cuentagotas sumándonos a un gran grupo lleno de nervios y conversaciones cada vez más desesperadas (“¡Hola! ¿Qué tal? Buf, me ha costado dormir, por cierto...¿Cómo se pone una vía? Pero, ¿¿primero pones el torniquete o desinfectas??¿¿Sí, seguro??” “¿¿Y cuál es la dosis de...??”).<br /><br />Al cabo de media hora de espera, nos hicieron pasar a una sala de reuniones, donde esperaríamos otra media hora más (“El Purgatorio”, como ha dicho una Voz Sabia), hasta que una de las coordinadoras nos dio instrucciones y nos repartió carpetas con un número de identificación y el itinerario diseñado para cada uno.<br /><br />Las tres plantas del CAP contenían cada una las veinte estaciones por las que todos debíamos pasar, así que nos fueron llamando de diez en diez para subirnos en ascensor hasta la planta correspondiente. A mi grupo nos tocó entre los últimos, y mientras mirábamos cómo se encerraba en el ascensor contiguo el grupo anterior (“¡Adiós, suerte!”) y subíamos nerviosos a nuestro ascensor siguiendo las indicaciones (“Subid hasta la tercera planta, salid y esperad allí a que os recojan”), hubo quien encontró comparaciones inquietantes: “Parecemos refugiados en un campo de concentración”.<br /><br />Una vez en la planta asignada, dos amables coordinadores nos dirigieron a cada uno hasta el lugar desde donde debíamos empezar la prueba. El examen consistía en 20 estaciones o consultas, cada una con un caso clínico colgado en la puerta con las instrucciones acerca de lo que se esperaba de nosotros (hacer la historia clínica, explorar al paciente-actor, explicarle sus posibles diagnósticos y pruebas complementarias o bien responder a una serie de preguntas hechas por un examinador). Cada estudiante debía comenzar en una puerta e ir rotando por todas las estaciones.<br /><br />Así pues, nos acompañaron a cada uno hasta la consulta pertinente y nos hicieron esperar de espaldas a la puerta para no leer el caso clínico expuesto hasta que una señal por megafonía lo indicara y que saliera el compañero que ya se encontraba dentro de la consulta.<br /><br />Y por fin, la señal:<br /><em>Megafonía: SALGA DE LA CONSULTA.<br /></em>(El estudiante anterior salió y los recién llegados nos dimos la vuelta para leer el caso).<br /><em>Varón de 47 años, que desde ayer por la tarde refiere dolor en punta de costado y disnea.<br /><br />Megafonía: ENTRE EN LA CONSULTA<br /></em>-¡Hola, buenos días! ¿Qué tal?<br />-Verá, doctora, me encuentro muy mal...<br /><br />Y rápido, rápido, historia clínica, exploración física y explicarle qué le podría estar sucediendo, ya que tan sólo teníamos 10 minutos por estación.<br /><br /><em>Megafonía: QUEDAN 3 MINUTOS PARA TERMINAR</em><br />"¡No, aún voy por la mitad!"<br /><br />- Por favor, siéntese en la camilla que lo voy a explorar (auscultación cardíaca y pulmonar, pulsos, orofaringe, qué me estoy dejando, qué me estoy dejando..). Mire, creo que tiene una infección en los pulmones.<br />- Pero doctora, es que estoy tan cansado...<br />- Sí, esto puede ser por la infección respiratoria. Ahora le daré un tratamiento con antibióticos una semana y le pediré unas pruebas para confirmar qué es y si necesita algo más (¿Qué me estoy dejando, qué me estoy dejando?...).<br />- Pero doctora, es que me siento como si me ahogara y no sé por qué puede ser...<br />- Ya veo, usted tranquilo que eso es por la infección, ya verá como con el tratamiento en unos días se encontrará mucho mejor. Le pediré una analítica y le miraremos el oxígeno en la sangre... (Me dejo algo, sé que me dejo algo, ¿le he preguntado si fuma, si bebe, alergias? Sí, sí, le he preguntado todo... ¿me dejaré algo? Creo que no).<br /><br /><em>Megafonía: SALGA DE LA CONSULTA<br /><br /></em>- Adiós, ¡muchas gracias y que vaya muy bien!<br />- Suerte, doctora.<br /><br />Siguiente estación...<br /><em>Megafonía: ENTRE EN LA CONSULTA<br /></em>“¡Oh, no! ¿Y si le tendría que haber dicho que le daba oxígeno? ¿Y si le tendría que haber dicho que tal vez habría que ingresarlo? ¿Y si le tendría que haber mencionado la palabra “neumonía” en lugar de decir tan sólo infección respiratoria? ¿Le he preguntado si fuma? Sí, sí, creo que sí... ¿o no?).<br /><br /><em>Escribir la historia clínica del paciente anterior, ver las pruebas complementarias pedidas y señalar diagnósticos diferenciales y tres criterios de gravedad.<br /></em><br />“¡Oh, no! Cumple tres criterios de gravedad e ingreso según las analíticas, y yo sin decirle nada de llevarlo al hospital... pero claro, esto sólo se puede saber mirando las analíticas, ¡oh! Tal vez por eso me repetía tanto que se sentía muy cansado... pero quizás tan sólo me lo decía para que yo mostrara empatía y poder valorar así mis capacidades comunicativas... Ay, ¿debería haberle dicho que había que plantearse el ingreso?”<br /><br /><em>Megafonía: QUEDAN TRES MINUTOS PARA TERMINAR<br /></em>“Buf... corre, que no te da tiempo a escribirlo todo”.<br /><br /><em>Megafonía: SALGA DE LA CONSULTA<br /></em><br />“¿Dónde está la siguiente puerta? ¿Dónde? Ah sí, por ahí...”<br /><br /><em>Megafonía: ENTRE EN LA CONSULTA<br />Varón de 60 años con dificultad para orinar desde hace una semana. Historia clínica, explicarle posibles diagnósticos y pruebas que se le realizarán.<br /></em><br />-¡Hola, buenos días! Dígame, qué le ocurre.<br />(Apretón de manos).<br />- Hola doctora, verá.. (...), y claro estoy muy preocupado...<br /><br />- Bueno, no se preocupe que está en buenas manos y los compañeros que le harán las pruebas son excelentes especialistas -jo, qué metida estaba en el papel.<br /><br />- Sí, doctora –reprimiendo la sonrisa-, no lo dudo, seguro que es usted muy buena especialista. Pero claro –serio de nuevo- tengo un amigo que murió hace unos meses y comenzó igual que yo, con problemas para orinar, y ahora ya... cuando nos llega, nos llega.<br /><br />- No diga eso, hombre, si es usted aún muy joven, ha hecho bien en venir tan pronto y podremos buscar a ver de qué se trata, pero usted tranquilo.<br /><br />- Sí, doctora.<br /><br />- Bueno, creo que este problema es de la próstata y le voy a tener que hacer un tacto rectal para ver cómo está y si habría que pedirle algo más, posiblemente una biopsia. El tacto rectal es algo incómodo, pero usted no se preocupe que intentaré ser lo más delicada posible.<br /><br />- Jaja, sí, seguro que será usted muy delicada.<br /><br /><em>Megafonía: QUEDAN TRES MINUTOS PARA TERMINAR</em><br />Y de nuevo, las mismas inquietudes: ¿Se lo estoy preguntando todo? ¿Qué me dejo? ¿Le he informado bien? ¿Habré usado demasiados tecnicismos? ¿Qué me dejo? Yo creo que ya está todo, pero... ¿y si me estoy dejando algo?<br /><br />- ¿Tiene alguna duda o algo que no haya entendido? ¿No? Pues en ese caso, muchas gracias, señor Manuel, cuídese.<br /><br /><em>Megafonía: SALGA DE LA CONSULTA</em><br /><br />“Ay... y sólo han pasado 25 minutos...”<br /><br /><em>Megafonía: ENTRE EN LA CONSULTA<br />Maniquí en el que palpar la próstata. Escribir la historia clínica del paciente anterior y solicitud de prueba complementaria. Diagnóstico diferencial.<br /></em>“¡Ag! Y yo que nunca he palpado ninguna próstata en pacientes en el hospital...” (me pongo los guantes, introduzco el dedo...). “¡Anda! Esto es pétreo de verdad!”<br /><br />Luego, escribir la petición:<br />“¡Ay! ¿Cuánto me ha dicho que fumaba? ¿3 o 4 cigarrillos al día? ¿Se lo he preguntado, verdad? ¿O era del paciente anterior? No, no, era de éste. Tres, sí, tres...¿Cómo lo escribo? ¿Así o mejor de esta otra forma?”.<br /><br /><em>Megafonía: QUEDAN TRES MINUTOS PARA TERMINAR<br /></em>"¡Corre! ¡Acaba ya!"<br /><br /><em>Megafonía: SALGA DE LA CONSULTA</em></div><br /><br /><p><em></em></p><br /><br /><p><em>...</p><br /><br /><div align="justify"><br /></em></div><br /><br /><div align="justify"><em><br /></em></div>Ruth Lau Rodríguezhttp://www.blogger.com/profile/01134846699037055804noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8104507970563282315.post-61679450448702580382011-04-11T14:32:00.000-07:002011-10-14T08:08:06.463-07:00El último examen: sí, pero no.<div align="justify">En fechas cada vez más cercanas al Gran Final, todos nos esforzamos en intentar señalar las últimas veces que haremos algo: la última asignatura, el último examen, las últimas PAUS, el primer y último trabajo de preventiva... Hace unos meses escribí una entrada sobre el último examen de la última asignatura de la carrera (que no el último examen, aunque embriagada por la emoción reconozco no haberlo matizado)y como todo, aquello también pasó: lo hicimos, nos sentimos pletóricos al salir, saltamos de alegría e hicimos fotos para rememorar en la posteridad con los ojos vidriosos y el corazón nostálgico.</div><br /><br /><div align="justify">No obstante, aún quedan algunos obstáculos más que salvar. Ahora llegan las ACOES, un examen con parte práctica y teórica. La práctica la realizaremos este sábado, y será, sin duda, el examen más extraño ante el que nos hayamos enfrentado. Durante toda una mañana, nos dedicaremos a pasar consulta en un ambulatorio a unos actores que simularán diversas patologías y nosotros tendremos que actuar como si fuéramos médicos “de verdad”. Con naturalidad, por supuesto. </div><br /><br /><div align="justify">Ays... a falta de años de trabajo y experiencia, deberían incluir clases de interpretación, “Cómo aparentar ser un buen médico: aprende a inspirar confianza” como asignatura troncal. </div><br /><br /><div align="justify">Si logramos superar el miedo escénico y recordar lo aprendido a lo largo de estos años... será divertido, sin duda. </div>Ruth Lau Rodríguezhttp://www.blogger.com/profile/01134846699037055804noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8104507970563282315.post-47960814331641099472011-04-02T02:26:00.000-07:002011-04-02T02:38:37.425-07:00Comienza la cuenta atrás: dos meses.<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-qMBETJ2liHZTIynfW4EIh7zewa1K9PL33CbUtpwWkt1yxKfyF7x-4q5G4-SRSD-rbTs_SnbX0gKeHPshQC7Heqi44CA7fIJo8hiNapnwqLCdyr7lkekwyXqFtQbbFKVTpZu9bhywzO6l/s1600/reloj+de+arena.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5590917159332931586" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 300px; CURSOR: hand; HEIGHT: 268px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-qMBETJ2liHZTIynfW4EIh7zewa1K9PL33CbUtpwWkt1yxKfyF7x-4q5G4-SRSD-rbTs_SnbX0gKeHPshQC7Heqi44CA7fIJo8hiNapnwqLCdyr7lkekwyXqFtQbbFKVTpZu9bhywzO6l/s400/reloj+de+arena.jpg" border="0" /></a> <br /><div align="justify"><br /><br />Es curioso. Después de 6 años siguiendo la misma rutina y tras haber experimentado en multitud de ocasiones el deseo de terminar para, precisamente, poder cambiar los hábitos, una (y tantos otros) nos percatamos de que tan sólo quedan dos meses y sentimos algo indescriptible. <br /><br /></div>En primer lugar, destaca la sorpresa. “¿Qué? ¿Dos meses? ¿¿DOS?? ¿¿YA??”, como si 6 años hubieran pasado en un abrir y cerrar de ojos. Seguro que la mayoría, en ese instante, nos vemos a nosotros mismos la noche antes del examen de biofísica, de fiosología, de microbiología o de cualquiera que fuera la pesadilla de cada uno, en algún acceso de pánico (“Es demasiado difícil, ¡Voy a suspender! ¡Nunca acabaré la carrera!"), o de desesperación (“¿Por qué escogí medicina? ¿¿POR QUÉ?? ¡Quiero dejarlo!"). Y que no mientan tantos: el 90% lo hemos pensado en algún momento. Sin embargo, 6, 5, 4 o 2 años después de algún momento de debilidad, todo parece haber transcurrido en un suspiro. <br /><br />Tras la sorpresa, llega la felicidad (“¡Oh! Ya seré médico”), e inmediatamente, el pánico “(¿¿¿QUÉ??? ¿¿¿MÉDICO??? ¿¿¿YO???”). “Sí, sí, tú”, ya que cuando comienzas algo en lo que al menos emplearás seis años de tu vida, no asumes con la suficiente convicción que los finales, sean cuales sean, siempre llegan. Y con ellos, los cambios (“¿Qué pasará después? ¿Qué haré? ¿A dónde se irán mis amigos? ¿Dónde acabaré yo?”) y la responsabilidad (“¿Lo haré bien o, al menos, no demasiado mal?”).<br /><br />Una voz sabia siempre me ha dicho que esta carrera es como una maratón, un acopio resistencia y paciencia. Y sólo se puede hacer eso, continuar paso a paso discerniendo las respuestas a cada pregunta. <br /><br />Ya lo decía Unamuno... “la vida es una nebulosa”. </div>Ruth Lau Rodríguezhttp://www.blogger.com/profile/01134846699037055804noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8104507970563282315.post-69639243843793727572011-03-15T16:12:00.000-07:002011-04-02T02:39:51.906-07:00Sobre el examen prostático.<div align="justify">Hace unas semanas, deambulando por los mundos de la blogosfera, me topé con una joya que a todo estudiante de Medicina que ha tenido en sus manos el tratado sobre Medicina Interna de Farreras-Rozman no podría dejar indiferente: el blog de Ciril Rozman (Para todos los que compartáis mi entusiasmo, aquí os dejo el link: <a href="http://blogderozman.wordpress.com/">http://blogderozman.wordpress.com/</a>).<br /><br />Ojeando las entradas, un tema ha llamado mi atención: el examen prostático. Según explica el autor y, tal y como nos han recalcado en la carrera, el tacto rectal es una herramienta básica en el estudio de la patología prostática e identificación de las características del tejido.<br /><br />Al leer estas palabras, el lejano rumor de la Bellaterra de mi infancia universitaria, me recuerda con claridad el sonido de una advertencia: <em>Qui no fica el dit, fica la pota</em>. Quién no recuerda al emblemático Dr. Doménech pronunciando estas palabras con solemnidad, al tiempo que nos aconsejaba de la imperiosa necesidad de hacer, al menos, tres tactos rectales antes de finalizar la carrera debido a la trascendental importancia en la adquisición de conocimientos al respecto.<br /><br />Debo reconocer que, tras mi entusiasmo inicial, este artículo y el recuerdo del sabio consejo me ensombrecieron. ¡No! No había hecho nunca ningún tacto rectal. ¿Seré una mala médico dentro de... ug, tres meses? ¿No seré capaz de detectar un carcinoma de próstata en algún pobre paciente? ¿Suspenderé el examen práctico de final de curso si tengo que palpar la glándula prostática de algún maniquí? Quién sabe.<br /><br />No obstante, ayer, por fin, me liberé de una minúscula parte de la pesada carga del desconocimiento. Sí, hice un tacto rectal. No palpé próstata, ya que se trataba de una mujer, pero aprendí, sobre todo, algo aún más importante: una forma delicada de comunicarle al paciente el procedimiento, en un intento de disminuir su incomodidad frente al mismo.<br /></div><div align="justify"><br /><br />Bueno, ya sólo me quedan otros dos...</div>Ruth Lau Rodríguezhttp://www.blogger.com/profile/01134846699037055804noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8104507970563282315.post-88476383552813583442011-02-21T11:08:00.000-08:002011-10-12T05:11:16.663-07:00Para el recuerdo.Dado que las alegrías al ser compartidas aumentan en intensidad, no quisiera dejar de explicar el momento hermoso del día: acabo de comunicarle por teléfono a un magnífico profesor que lo hemos escogido padrino de nuestra promoción. “Qué alegría me acabas de dar, hija mía”.<br /><br />Nos sentiremos honrados de poder escuchar sus palabras el día de la graduación.Ruth Lau Rodríguezhttp://www.blogger.com/profile/01134846699037055804noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8104507970563282315.post-8356069978728649972011-01-26T01:51:00.000-08:002011-01-26T07:52:00.347-08:005 meses<div align="justify">Nunca pensé que llegaría este momento. Allá lejos, en la Bellaterra de nuestra primera juventud, la sola idea de que la carrera pudiera tener un final alcanzable no era sino una utopía. Seguro que todos recordamos con nostalgia (no, sin nostalgia, no nos vamos a engañar) el primer examen: Bioestadística.<br /><br />Si nos preguntaran al respecto, seríamos capaces de evocar con claridad las horas de estudio, los miedos, la dificultad de las preguntas, lo que sufrimos ante la que era nuestra primera prueba como universitarios que, en muchos casos, acabábamos de aterrizar en un mundo nuevo.<br /><br />Y después la siguiente, y la siguiente, y la siguiente... Cada final de cuatrimestre cargado de horas y horas intempestivas de estudio, los repasos de último momento, los apuntes que se multiplicaban los días previos, los nervios, el cansancio, las risas compartidas, la satisfacción al guardar cuatro kilos de apuntes en el armario. La sensación de ser otra persona (“la que ya se ha examinado de esa asignatura”) y de marcar un punto de inflexión al entregar el examen para, a continuación, volver a repetir el proceso con el siguiente. Durante 6 años.<br /><br />Quedan 5 meses para el final, pero dentro de una semana nos examinaremos del último examen teórico de la carrera. Otra fecha de inflexión digna de marcar en el calendario de nuestro recuerdo.<br /><br />Cuando rotaba por psiquiatría conocí a un afable señor que, en ocasiones varias, se había encontrado con su yo que había sido en el pasado y con aquel que sería en el futuro. Llamadle loco, pero seguro que a todos nos gustaría poder tener esa oportunidad. Para rectificar, mejorar, revivir los momentos hermosos o sencillamente, poder decirle: “disfruta de todo cuanto hagas para no dejarle ocasión al arrepentimiento”.<br /><br />No obstante, ya que no siempre nos son dadas las segundas oportunidades, por esperpéntico que pueda resultar, he decidido hacerme un favor a mí misma. Saborearé cada uno de los siete días que quedan hasta el final, para que mi yo del futuro no tenga quejas por no haber intentado encontrar la felicidad en cada uno de los momentos de la existencia.</div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><br /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5566434749155201042" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; CURSOR: hand; HEIGHT: 232px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiLYvVgyxjZ7BQzZoAuTNidt0qX7xk_N_9cseTLaBGomHK0jPnsSV4TuZ3I3ixmLUAqQlupnOVx4cTRpMWdqL81ue5Z0edv07rGIKlm21vpaYReYzFlDZbbQTK8NQKKpKT1EYEDhEYfUZex/s400/examen.jpg" border="0" />Ruth Lau Rodríguezhttp://www.blogger.com/profile/01134846699037055804noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8104507970563282315.post-20139276108245869402010-12-30T04:15:00.000-08:002010-12-30T07:33:24.829-08:00"...el olor de las almendras amargas..."<div align="justify">Hace pocos días tuve un momento genial. Podría describirlo de muchas formas: como “un momento memorable por su tremebunda felicidad, al suponer casi un encuentro sublime con un alter ego”, o podría escoger algo más espiritual, como por ejemplo “un instante que acarició mi alma y elevó mi espíritu”, y aún podría añadir “cuyo recuerdo reverbera en los confines de mi memoria”. </div><div align="justify"> </div><div align="justify"></div><div align="justify">Sin embargo, tras alguna que otra hora en la Academia, donde intentan inculcarnos un sentido práctico del estudio (gestión del tiempo y de conocimientos), he decidido que aplicaré ese pragmatismo en otros ámbitos de la existencia. Así pues, me limitaré a decir que ese momento fue genial. Tanto como para desear plasmarlo aquí y evitar que perezca en el olvido.<br /><br />Como no podía ser de otra forma, decidí regalar El amor en tiempos del cólera por Navidad. Para huir de las masas, lo encargué en una nueva y pequeña librería y, al regresar para recogerlo, me atendió una dependienta distinta.<br /><br />- ¿Es para regalo? ¿Quieres que te lo envuelva?<br />- Sí, por favor.<br />- Pues...-comenzó a hablar con aire distraido mientras envolvía el libro- si no te lo has leído, te lo recomiendo, es muy bueno.<br />- ¡Oh, sí! Sí, que me lo he leído (una, y otra, y otra vez).<br />- ¿Ah sí? A mí incluso me gustó más que Cien años de soledad.<br />- ¡A mí también!- respondí con una mezcla de sorpresa, euforia y contención.<br />- ¿¿Sí?? De hecho, ¡creo que es de las mejores novelas que ha escrito!.<br />- ¡Sí! – confirmé rebosante de entusiasmo-. ¡Yo también lo pienso! Algunas de sus otras novelas me han parecido sucedáneos en comparación con este libro.<br />- Bueno, a mí también me gustó mucho 12 cuentos peregrinos. Si no te lo has leído te lo recomiendo.<br />- ¡Oh, sí! También me gustó. </div><div align="justify">- Creo que se podría decir que he leído todas sus novelas, me faltan sus textos periodísticos.</div><div align="justify">-¡¡Yo también!! - respondí pletórica.<br />- Bueno... parece que vamos a tener que concluir que García Márquez es uno de nuestros escritores favoritos.<br />- ¡Sí! – exclamé de nuevo, con la voz casi ahogada por la emoción, incapaz de añadir nada más.<br /><br />Qué felicidad. Intenté disimularlo cuando me percaté de que otro joven comprador nos miraba con expresión divertida. Pero... ¡qué felicidad!<br /><br />Y para terminar, el delicioso comienzo de El amor en tiempos del cólera. “Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados”.<br /><br />Sublime.</div>Ruth Lau Rodríguezhttp://www.blogger.com/profile/01134846699037055804noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8104507970563282315.post-82421903942635830882010-12-10T05:19:00.000-08:002010-12-10T13:27:49.311-08:00La elegancia del erizo.<div align="justify">Ante la hermosa, sublime, deliciosa, tremebundamente dichosa perspectiva que nos aguarda de otro fin de semana más de encierro en aMIR, no quisiera dejar escapar la última oportunidad de libertad hasta dentro de unas horas y recomendar la lectura de La elegancia del erizo.<br /><br />"Me llamo Renée. Tengo 54 años. Soy la portera del número 7 de la calle Grenelle, un bonito palacete con patio y jardín interiores, divididos en ocho pisos de lujo. (...) Respondo muy bien al paradigma de portera que se espera de mí (...). La aparición de las cintas de vídeo y, más adelante, del DVD, cambió las cosas de manera aún más radical en lo que a mi beatitud se refiere. Como no es muy frecuente que una portera disfrute con Muerte en Venecia, y que de la portería provengan las notas de Mahler, recurrí a los ahorros conyugales, con tanto esfuerzo reunidos, y adquirí otro aparato que instalé en mi escondrijo. Mientras, garante de mi clandestinidad, el televisor de la portería berreaba sin que yo lo oyera insensateces para cerebros poco a nada refinados, yo podía extasiarme, con lágrimas en los ojos, ante los milagros del Arte".<br /><br />"La gente cree ansiar y perseguir estrellas, pero termina como peces de colores en una pecera. (...). En lo que a mí respecta, tengo 12 años, vivo en la calle Grenelle número 7, en un piso de ricos. Mis padres son ricos, mi familia es rica y por consiguiente, mi hermna y yo somos virtualmente ricas. Papá es diputado, después de haber sido ministro, y sin duda llegará a ser presidente de la Asamblea Nacional y se pimplará la bodega entera del palacete de Lassay, sede de dicha Asamblea. Mamá... mamá no es lo que se dice una lumbrera, pero tiene cultura. Es doctora en letras. Escriba sus invitaciones para cenar sin faltas de ortografía y se pasa el tiempo dándonos la tabarra con referencias literarias ("Colombe, no te pongas en plan Guermantes", "Tesoro, eres una verdadera sanseverina"). Pese a ello, ese a toda esta suerte y toda esta riqueza, hace mucho tiempo que sé que el destino es la pecera. ¿Que cómo lo sé? Pues porque da la casualidad de que soy muy inteligente. Excepcionalmente inteligente, incluso. (...). Como no me apetece mucho llamar la atención, y en una familia en la que la inteligencia se considera un valor supremo a una niña superdotada no la dejarían nunca en paz, en el colegio trato de hacer menos de lo que podría, pero aun así siempre soy la primera en todo".<br /><br />En la obra, Renée y Paloma nos trasladan a un mundo donde las apariencias pierden importancia y adquieren relevancia las ideas hermosas y el pensamiento profundo, como herramienta para enriquecer y acariciar el alma.</div><div align="justify"> </div><div align="justify"> </div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.blogger.com/video.g?token=AD6v5dxtI_yHlHaYUq3QCA2AoxDtVHDJs98xNyxwOCtlU1p0iDDpqRoQQ5DoRAEG0UoyePjKDCKwttlACVbShzd5uA' class='b-hbp-video b-uploaded' frameborder='0'></iframe>Ruth Lau Rodríguezhttp://www.blogger.com/profile/01134846699037055804noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8104507970563282315.post-20739583760302709122010-12-10T03:40:00.000-08:002010-12-10T04:13:09.912-08:00Datos escabrosos<div></div><br /><p align="justify">Corrección de una pregunta MIR: "<strong>El acceso a medios de alta letalidad</strong> como el ser militar o <strong>médico</strong>, la presencia de trastornos mentales y <strong>las profesiones con alto grado de estrés (médicos),</strong> <strong><span style="font-size:180%;">son factores de riesgo de suicidio".</span></strong></p><br /><p align="justify">Indagando qué ofrece internet al respecto, he encontrado los siguientes datos:</p><br /><p align="justify">- La revista JAMA publicó un estudio retrospectivo llevado a cabo en Inglaterra y Gales, que demuestra que existe un <strong>mayor riesgo de suicidio en médicos de sexo femenino en comparación con sus compañeros de sexo masculino</strong>. Del mismo modo, el estudio revela que estos médicos varones tienen a su vez un menor riesgo de suicidio en comparación con el riesgo de la población en general.<br />Las especialidades que presentan un mayor riesgo son: anestesia, medicina familiar, psiquiatría y medicina general.<br />El estudio plantea la necesidad que se tiene de atajar este problema, no sólo debido a que cada vez hay mayor número de mujeres dedicadas a la medicina, sino debido al gran estrés y problemas mentales que sufren estos profesionales.</p><br /><p align="justify">Fuente: Keith Hawton et al. Suicide in doctors: a study of risk according to gender, seniority and specialty in medical practitioners in England and Wales, 1979-1995. JAMA 2001 May;55:296-300.</p><br /><p align="justify">- En el otro lado del planeta, en México, un artículo reciente (milenio.com) describe la situación: "La primera causa de muerte entre los médicos es el suicidio debido a “nuestro complejo de Dios” de querer salvar la vida de las personas a toda costa, por el abandono de la familia ante las largas horas dedicadas al trabajo, por dificultades económicas y enfermedades aledañas, aseguró Jaime Federico Rebolledo Mota, maestro en ciencias en Bioética del IPN.<br /><br />Según el investigador y autor del libro El médico y el dolor, el dolor del médico. Síndrome de Aniquilamiento, en la actualidad 43% de los profesionales de la medicina padece ese síndrome, que en mucho se asocia con las adicciones y el excesivo trabajo.<br /><br />“En este síndrome se incluye el desgaste humano por el esfuerzo que hacemos por salvar la vida, lo cual, a muchos los lleva a la depresión profunda. Cuando hablo del Síndrome de Aniquilamiento, me refiero a que actualmente 1 de cada 2 médicos se va a suicidar o tiene ideas suicidas que puede llevar a la práctica”, dijo uno de los impulsores de la Ley de Voluntad Anticipada 2008. </p><p align="justify">“En el mundo se reporta que existe hasta 12% de suicidios en médicos a causa del Síndrome de Aniquilamientos. Uno de los países con ese porcentaje es Inglaterra que, en comparación con México, tiene menor incidencia del padecimiento”, abundó Rebolledo.</p><br /><p align="justify">- Y por último, el <strong>metanálisis</strong> (¡la joya de la Corona!) Índice de suicidios en el colectivo médico: una evaluación cuantitativa y por sexos (metaanálisis). (Suicide rates among physicians: A quantitative and gender assessment (meta-analysis).) Autor-es: Eva S. Schernhammer; Graham A. Colditz. American Journal of Psychiatry. 2004 Dic;161(12):2295-2302.<br /></p><p align="justify">En él se concluye que <strong>los estudios del suicidio en la población médica muestran, en general, unas densidades de incidencia de suicidio entre ligeramente elevadas (varones) y muy elevadas (mujeres).</strong> <strong>Sin embargo, estudios de mayor envergadura deberían ayudar a clarificar si el índice de suicidios de las mujeres médicas es realmente elevado o es atribuible al sesgo de publicación. </strong></p><br /><p align="justify">En fin, espero que el metanálisis esté en lo cierto al plantear que tal vez los escabrosos datos puedan ser debidos a un importante sesgo de publicación. </p><p align="justify"> </p><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5549024538166376466" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 338px; CURSOR: hand; HEIGHT: 400px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhhg6J0JtzXT8amggWDZg3b4Ivg8im5SDlMWgDYYTpgqMPVubwZECD6GNzQ5HUDNlRhwdbNmpdrGgMyhA02fT-vrnm_ebXluxuoAUgu2kHEBWjGh-P_EA41ccOaposY36vpHMdC4CRz1CUV/s400/nota+de+suicidio.jpg" border="0" /><br /><div></div>Ruth Lau Rodríguezhttp://www.blogger.com/profile/01134846699037055804noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8104507970563282315.post-722297666663910632010-12-06T02:35:00.000-08:002010-12-06T03:52:43.943-08:00Tras 12 horas de clase...<div align="justify">Hace poco más de una semana, uno de esos sábados aciagos y entrañables, con el cielo nublado, la gente paseando por la calle y aprovechando el día libre para plantearse llevar a cabo las compras navideñas, me trajo durante un instante el recuerdo de aquellos días felices de la infancia. Entonces, el día frío, nublado y eterno se presentaba como una oportunidad fantástica, casi ilimitada, para disfrutar de juegos al calor de la lumbre, deseando detener el tiempo, con el olor de las castañas asándose en la chimenea. El hogareño olor a castañas de un día de otoño... el mismo olor que ahora también acompaña el breve descanso de un sábado en la academia.<br /><br />“Hay que volver a clase, ya han pasado 10 minutos”, “¿Ya?”, exclamamos apurando el último sorbo de café en el que hemos puesto toda nuestra esperanza para aguantar hasta la hora de la comida sin dormirnos.<br /><br />Y más clase, y buscar rápido un lugar donde comer, reir, olvidar y permitirnos el placer de quejarnos. Lástima que hayan tardado tanto en hacerse realidad los sábados eternos con los que todos soñábamos de niños. Y volver rápido, cinco horas de examen, otra hora de clase... y el fin.<br /><br />Al salir, con la capacidad de pensamiento reducida a su mínima expresión, una se deja guiar tan sólo por la recesión a los recuerdos más primitivos. “Cuidado al cruzar la calle”, dice el subconsciente. Y se siente como nunca el instante presente. El frío en la cara, el bullicio en el exterior, el ruido, la gente, los coches, las luces navideñas de los escaparates que acompañan ese momento feliz. </div><div align="justify"><br />Mientras me acomodo plácidamente en una butaca de cine, un spot publicitario crea el momento más hermoso y entrañable de mi día. He recordado por qué escogí este camino y el cansancio, sabe a menos.</div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><br /><br /><iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='350' height='306' src='https://www.blogger.com/video.g?token=AD6v5dyGR4Szo8cQRPLUANFykv-ywc_UQGAyb0vG6L7RoRD8KVS0goMdUgPOG8V-yXDKz8C4jGrJ8unE-NeVMWGeVA' class='b-hbp-video b-uploaded' frameborder='0'></iframe>Ruth Lau Rodríguezhttp://www.blogger.com/profile/01134846699037055804noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8104507970563282315.post-90074354483900013752010-11-11T00:25:00.000-08:002010-11-11T00:41:16.728-08:00Estudiantes obsesivos.<p align="justify">En la última clase de psiquiatría de la Academia, durante el repaso de los rasgos característicos de cada trastorno de personalidad, como si de una caricatura superficial y veloz, pero tremendamente sintética y certera de la raza humana se tratara, se comentó un interesante apunte. La mayoría de los estudiantes de medicina tenemos rasgos de personalidad obsesiva. Y no tan sólo eso, sino que, habitualmente, el que no es obsesivo, añadió el profesor, no es un buen médico.</p><p align="justify"><br />Para que no queden dudas, he aquí una explicación acerca de la personalidad obsesivo-compulsiva: “Las personas con personalidad obsesivo-compulsiva son formales, fiables, ordenadas y metódicas pero a menudo no pueden adaptarse a los cambios. Son cautos y analizan todos los aspectos de un problema, lo que dificulta la toma de decisiones. Aunque estos signos están en consonancia con los estándares culturales de occidente, los individuos con una personalidad obsesivo-compulsiva toman sus responsabilidades con tanta seriedad que no toleran los errores y prestan tanta atención a los detalles que no pueden llegar a completar sus tareas. Consecuentemente, estas personas pueden entretenerse en los medios para realizar una tarea y olvidar su objetivo. Sus responsabilidades les crean ansiedad y raramente encuentran satisfacción con sus logros.</p><p align="justify"><br />Estas personas son frecuentemente grandes personalidades, en especial en las ciencias y otros campos intelectuales en donde el orden y la atención a los detalles son fundamentales. Sin embargo, pueden sentirse desligadas de sus sentimientos e incómodas con sus relaciones u otras situaciones que no controlan, con eventos impredecibles o cuando deben confiar en otros”.<br /><br />Quién sabe, quizás, para llegar a ser unos buenos profesionales en el futuro, no deberíamos intentar curar nuestro perfeccionismo (que a estas alturas, se me antoja el eufemismo de obsesivo), sino al contrario, potenciarlo.<br /><br />Y para quienes tengan dudas acerca de cómo lograrlo, la pequeña pantalla nos ofrece geniales ejemplos consumados en su máximo exponente: el trastorno obsesivo-compulsivo.<br /><br /></p><p><iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='309' height='290' src='https://www.blogger.com/video.g?token=AD6v5dz8ui8UrNnz3y-pKnFMomfK7Gdx3wk6fWChcdzbNcJCG-4gzWkOfa7LwBzdNKpNzz6C6vtNAzTiW6DMp7KT5Q' class='b-hbp-video b-uploaded' frameborder='0'></iframe></p><p></p><p>Cuidado con excederse.</p><p></p>Ruth Lau Rodríguezhttp://www.blogger.com/profile/01134846699037055804noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8104507970563282315.post-86542589481104496902010-11-02T13:48:00.000-07:002010-11-02T17:52:53.702-07:00Los 16 mandamientos<div align="justify">Indagando por los confines del ciberespacio he llegado a estos excelentes consejos que todo estudiante de medicina debería tener en cuenta para el desarrollo de su futura profesión:<br /><br />1. Aprende a hacer frente a la incertidumbre.<br />2. <strong><span style="font-size:130%;">Duda</span></strong> de lo que te enseñaron, sobre todo si parece inconsistente o incoherente.<br />3. Demuestra lo que sabes con <strong><span style="font-size:130%;">humildad</span></strong>. Al fin y al cabo, alguien lo supo antes que tú<br />4. Sé tú mismo todo el tiempo.<br />5. <strong><span style="font-size:180%;">Disfruta.</span></strong><br />6. Trata de practicar la medicina con la misma <strong><span style="font-size:180%;">ética</span></strong> y los principios en que creías que cuando entraste en la facultad.<br />7. Que nunca te asuste admitir tu ignorancia.<br />8. La medicina no es sólo el trabajo clínico, también se ocupa de las relaciones, el trabajo en equipo, sistemas, habilidades de comunicación, investigación, publicaciones, y la evaluación crítica.<br />9. Trata a tus pacientes con el mismo cuidado y respeto que lo harías si fueran tus amigos del alma o tu familia.<br />10. Más allá de la familia no hay un lazo más estrecho que entre médico y paciente.<br />11. No creas todo lo que lees en los periódicos y las revistas médicas.<br />12. El objetivo es saber cómo aprender, cómo conseguir información médica relevante, y la forma de evaluar críticamente la información<br />13. Las primeras 10 veces que hagas algo -presentarte a un paciente, poner un catéter intravenoso, coser una laceración- será difícil, así que a pasa por esas 10 veces lo más rápido posible.<br />14. A pesar de que no deberías tener miedo a decir "no sé" cuando sea apropiado, tampoco hay que tener miedo a estar equivocado.<br />15. Valora cada rotación durante tu formación, incluso si no tienes intención de continuar con la especialidad, debido a que estás haciendo cosas y compartiendo experiencias que son únicas.<br />16. Cuando tengas un mal día ya que estás cansado, estresado, quemado por el trabajo y no te valoran lo suficiente, <strong><span style="font-size:130%;">no olvides que las cosas son mucho peores para la persona en el extremo frío del estetoscopio. El día puede ser malo, pero tú no tienes cáncer de páncreas.<br /><br /></span></strong>Obtenido y traducido de "<a href="http://med.over.net/javne_datoteke/novice/datoteke/431-Beingcacrolecmodelcforcstudentscincyourcpractice.doc">Being a role model for students in your practice</a>" de Jaime Correia de Sousa, MD, MPH.<br /><br />Que aproveche.</div>Ruth Lau Rodríguezhttp://www.blogger.com/profile/01134846699037055804noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8104507970563282315.post-15961389152642381652010-10-31T18:02:00.000-07:002010-10-31T18:03:20.913-07:00aMIRera<div align="justify">Ahora que he terminado de corregir mi primer simulacro MIR se puede afirmar que no sólo lo soy oficialmente, sino que ya me siento MIRera (aMIRera, para más detalles). Supongo que me encuentro en un momento crucial, no sólo por los formalismos emocionales de una iniciación al oscuro y vertiginoso abismo de unas siglas casi etéreas hasta ahora, sino por la intuición de la capacidad adictiva del “a ver cómo me ha salido” y sus consecuencias a nivel práctico. <br /><br />¿Cambiará mi vida? Sin lugar a dudas, pero... ¿Cómo y en qué medida?</div><div align="justify"><br />Tiempo al tiempo. </div>Ruth Lau Rodríguezhttp://www.blogger.com/profile/01134846699037055804noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8104507970563282315.post-82621261158863691052010-10-31T17:17:00.000-07:002010-10-31T17:23:08.910-07:00¿Quieres ser médico?<div align="justify">CONSEJOS DE ESCULAPIO </div><div align="justify"> </div><div align="justify">"¿Quieres ser médico, hijo mío? ¿Has pensado bien en lo que ha de ser tu vida? Tendrás que renunciar a la vida privada; mientras la mayoría de los ciudadanos pueden, terminada su tarea, aislarse lejos de los inoportunos, tu puerta quedará siempre abierta a todos; a toda hora del día o de la noche vendrán a turbar tu descanso, tus placeres, tu meditación; ya no tendrás hora que dedicar a la familia, a la amistad o al estudio; ya no te pertenecerás. Los pobres, acostumbrados a padecer, no te llamarán sino en casos de urgencia; pero los ricos te tratarán como esclavo encargado de remediar sus excesos; sea porque tengan una indigestión, sea porque estén acatarrados; harán que te despierten a toda prisa tan pronto como sientan la menor inquietud, pues estiman en muchísimo su persona. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Habrás de mostrar interés por los detalles más vulgares de su existencia, decidir si han de comer ternera o cordero, si han de andar de tal o cual modo cuando se pasean. No podrás ir al teatro, ausentarte de la ciudad, ni estar enfermo; tendrás que estar siempre listo para acudir tan pronto como te llame tu amo. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Eras severo en la elección de tus amigos; buscabas a la sociedad de los hombres de talento, de artistas, de almas delicadas; en adelante, no podrás desechar a los fastidiosos, a los escasos de inteligencia, a los despreciables. El malhechor tendrá tanto derecho a tu asistencia como el hombre honrado; prolongarás vidas nefastas, y el secreto de tu profesión te prohibirá impedir crímenes de los que serás testigo. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Tienes fe en tu trabajo para conquistarte una reputación; ten presente que te juzgarán, no por tu ciencia, sino por las casualidades del destino, por el corte de tu capa, por la apariencia de tu casa, por el número de tus criados, por la atención que dediques a las charlas y a los gustos de tu clientela. Los habrá que desconfiarán de ti si no gastas barbas, otros si vienes de Asia; otros si crees en los dioses; otros, si no crees en ellos. Te gusta la sencillez; habrás de adoptar la actitud de un augur. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Eres activo, sabes lo que vale el tiempo, no habrás de manifestar fastidio ni impaciencia; tendrás que soportar relatos que arranquen del principio de los tiempos para explicarte un cólico; ociosos te consultarán por el solo placer de charlar. Serás el vertedero de sus disgustos, de sus nimias vanidades. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Sientes pasión por la verdad; ya no podrás decirla. Tendrás que ocultar a algunos la gravedad de su mal; a otros su insignificancia, pues les molestaría. Habrás de ocultar secretos que posees, consentir en parecer burlado, ignorante, cómplice. Aunque la medicina es una ciencia oscura, a quien los esfuerzos de sus fieles van iluminando de siglo en siglo, no te será permitido dudar nunca, so pena de perder todo crédito. Si no afirmas que conoces la naturaleza de la enfermedad, que posees un remedio infalible para curarla, el vulgo irá a charlatanes que venden la mentira que necesita. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">No cuentes con agradecimiento; cuando el enfermo sana, la curación es debida a su robustez; si muere, tú eres el que lo ha matado. Mientras está en peligro te trata como un dios, te suplica, te promete, te colma de halagos; no bien está en convalecencia, ya le estorbas, y cuando se trata de pagar los cuidados que le has prodigado, se enfada y te denigra. Cuanto más egoístas son los hombres, más solicitud exigen del médico. Cuanto más codiciosos ellos, más desinteresado ha de ser él, y los mismos que se burlan de los dioses le confieren el sacerdocio para interesarlo al culto de su sacra persona. La ciudad confía en él para que remedie los daños que ella causa. No cuentes con que ese oficio tan penoso te haga rico; te lo he dicho: es un sacerdocio, y no sería decente que produjera ganancias como las que tiene un aceitero o el que vende lana. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Te compadezco si sientes afán por la belleza; verás lo más feo y repugnante que hay en la especie humana; todos tus sentidos serán maltratados. Habrás de pegar tu oído contra el sudor de pechos sucios, respirar el olor de míseras viviendas, los perfumes harto subidos de las cortesanas, palpar tumores, curar llagas verdes de pus, fijar tu mirada y tu olfato en inmundicias, meter el dedo en muchos sitios. Cuántas veces, un día hermoso, lleno de sol y perfumado, o bien al salir del teatro, de una pieza de Sófocles, te llamarán para un hombre que, molestado por los dolores de vientre, pondrá ante tus ojos un bacín nauseabundo, diciéndote satisfecho: "Gracias a que he tenido la preocupación de no tirarlo". Recuerda, entonces, que habrá de parecer que te interese mucho aquella deyección. Hasta la belleza misma de las mujeres, consuelo del hombre, se desvanecerá para ti. Las verás por las mañanas desgreñadas, desencajadas, desprovistas de sus bellos colores y olvidando sobre los muebles parte de sus atractivos. Cesarán de ser diosas para convertirse en pobres seres afligidos de miserias sin gracia. Sentirás por ellas más compasión que deseos. ¡Cuántas veces te asustarás al ver un cocodrilo adormecido en el fondo de la fuente de los placeres! </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Tu vida transcurrirá como la sombra de la muerte, entre el dolor de los cuerpos y de las almas, entre los duelos y la hipocresía que calcula a la cabecera de los agonizantes; la raza humana es un Prometeo desgarrado por los buitres. Te verás solo en tus tristezas, solo en tus estudios, solo en medio del egoísmo humano. Ni siquiera encontrarás apoyo entre los médicos, que se hacen sorda guerra por interés o por orgullo. Únicamente la conciencia de aliviar males podrá sostenerte en tus fatigas. Piensa mientras estás a tiempo; pero si indiferente a la fortuna, a los placeres de la juventud; si sabiendo que te verás solo entre las fieras humanas, tienes un alma bastante estoica para satisfacerse con el deber cumplido sin ilusiones; si te juzgas bien pagado con la dicha de una madre, con una cara que te sonríe porque ya no padece, o con la paz de un moribundo a quien ocultas la llegada de la muerte; si ansías conocer al hombre, penetrar todo lo trágico de su destino, ¡hazte médico, hijo mío!"</div>Ruth Lau Rodríguezhttp://www.blogger.com/profile/01134846699037055804noreply@blogger.com0