miércoles, 26 de enero de 2011

5 meses

Nunca pensé que llegaría este momento. Allá lejos, en la Bellaterra de nuestra primera juventud, la sola idea de que la carrera pudiera tener un final alcanzable no era sino una utopía. Seguro que todos recordamos con nostalgia (no, sin nostalgia, no nos vamos a engañar) el primer examen: Bioestadística.

Si nos preguntaran al respecto, seríamos capaces de evocar con claridad las horas de estudio, los miedos, la dificultad de las preguntas, lo que sufrimos ante la que era nuestra primera prueba como universitarios que, en muchos casos, acabábamos de aterrizar en un mundo nuevo.

Y después la siguiente, y la siguiente, y la siguiente... Cada final de cuatrimestre cargado de horas y horas intempestivas de estudio, los repasos de último momento, los apuntes que se multiplicaban los días previos, los nervios, el cansancio, las risas compartidas, la satisfacción al guardar cuatro kilos de apuntes en el armario. La sensación de ser otra persona (“la que ya se ha examinado de esa asignatura”) y de marcar un punto de inflexión al entregar el examen para, a continuación, volver a repetir el proceso con el siguiente. Durante 6 años.

Quedan 5 meses para el final, pero dentro de una semana nos examinaremos del último examen teórico de la carrera. Otra fecha de inflexión digna de marcar en el calendario de nuestro recuerdo.

Cuando rotaba por psiquiatría conocí a un afable señor que, en ocasiones varias, se había encontrado con su yo que había sido en el pasado y con aquel que sería en el futuro. Llamadle loco, pero seguro que a todos nos gustaría poder tener esa oportunidad. Para rectificar, mejorar, revivir los momentos hermosos o sencillamente, poder decirle: “disfruta de todo cuanto hagas para no dejarle ocasión al arrepentimiento”.

No obstante, ya que no siempre nos son dadas las segundas oportunidades, por esperpéntico que pueda resultar, he decidido hacerme un favor a mí misma. Saborearé cada uno de los siete días que quedan hasta el final, para que mi yo del futuro no tenga quejas por no haber intentado encontrar la felicidad en cada uno de los momentos de la existencia.